Genesis.
- O del nacimiento y el viaje.
Y en el principio sólo hubo luz y oscuridad, danzando alrededor del mismo eje, entrechocando y produciendo chispas de inmenso poder. Todo era uno, de la oscuridad emergía la luz para volver a morir en ella. Y este continuo devenir duró eones. Todos y cada uno de los roces y choques entre Litirien y Norotien, así se llamaban cada una de las partes del torbellino infinito, de la divina espiral, hacían que se produjese el nacimiento de una idea, de algo nuevo. Y este continuo crear duró eones.Pero con el paso del tiempo las ideas tomaron forma, y esas formas se fueron aunando y solidificando, creando seres de con maravilloso poder, naciendo así el primer estadio dragonil a la vez que la primera semilla de la humanidad, pero esta creación de infinitas consecuencias tardó eones.
Y durante eones los primeros dragones como los primeros eones convivieron en magna armonía alrededor de la divina espiral. Pero en ese continuo crear de ideas, surgió de entre todas ellas la curiosidad, y esta empezó a afectar a humanos y dracos, esta nueva sensación invadió todos los corazones de cada uno de los nacidos de la nada. Pero esto solo ocurrió con el paso de los eones.Cuando todos los que vivían alrededor de Litirien y Norotien, se sintieron fuertes en sus creencias y libres de su creación, decidieron abandonar la nada donde estaban para encontrar un nuenvo hogar donde alimentar sus ansias de conocimiento. Y esta búsqueda duraría eones.Pero en la inocencia de los hijos de la espiral encontró la adversidad su primera debilidad; cuanto más se alejaban de su estado primitivo más débiles se hacían y más difícil era la búsqueda, y algunos de los hijos de la espiral sintieron añoranza, y este sentimiento duró eones.Y en algún momento del devenir del tiempo, en el que los creados de la nada buscaban un nuevo hogar, los hijos predilectos de Norotien; los dragones, sembraron discordia entre ellos y los más débiles y castigados por la búsqueda decidieron volver alrededor del torbellino infinito. Pero al volver sobre sus pasos bajo los atónitos ojos de los otros dragones y de todos los humanos, se dieron cuenta de que estaban perdidos en aquella sempiterna nada, y comenzaron a buscar de nuevo a sus hermanos y hermanas. Esta búsqueda, llamada "El primer llanto de los Dragones", duró eones.Los vástagos de Litirien y Norotien, aquellos firmes en la búsqueda de un nuevo hogar, sufrieron grandes penurias ya que su debilitamiento eraprogresivo, y ahora ya solo eran sombras de lo que alguna vez llegaron a ser. Durante su quimera, los Dragones empezaron a sentir un nuevo sentimiento, una nueva idea nacida del eterno torbellino que viajó a través de la nada para albergarse en los corazones dragoniles. Sintieron envidia de los humanos. Sintieron envidia de los corazones siempre felices de los hijos de Litirien, de su esfuerzo constante por mantenerse unidos. Los dracos empezaron a sentirse heridos por los vástagos de la luz, y este dolor duró eones.En aquellos momentos, en los cuales los dragones se sentían más débiles y abatidos, y la fortaleza del corazón de los humanos se desmoronaba para dejarlos indefensos ante la sempiterna nada. Justo en aquel instante entre eones y eones la búsqueda finalizó al fin, ya que los hijos del torbellino infinito encontraron un orbe, una esfera de beldad extrema y vitalidad sin fin en el cual podrían al fin aposentarse. Una nueva idea, la del estado último de felicidad fue forjada por Litirien y enviada cruzando la nada para que llegara a todos y cada uno de los hijos de la espiral, y esa felicidad duró eones.Pero con el Orbe encontraron a sus guardianes, tres entes de forma humana pero de poderes y voluntad extremadamente superiores, quizás comparables a la primera semilla de la humanidad. El primero, padre de los otros dos, poseía una sabiduría tan parecida al tamaño de la nada, que los humanos y dracos se sintieron obligados a respetarle y le dieron el nombre de "Iluminado". El segundo, el primer hijo, poseía una fortaleza física que asustó a los dragones y maravilló a los humanos, con sus propias manos había forjado el orbe donde vivirían los hijos de la espiral, y se lo había regalado a su hermana; la hija pequeña del iluminado, que tenía una belleza tal que muchos corazones humanos decidieron seguirla hasta el fin de su existencia. Ella, había sido la dadora de vida del orbe, le había dotado de grandes océanos, tierras para ser habitadas, enormes bosques y altas montañas, y también había creado seres a su semejanza para que pudieran recorrer el orbe a su entera voluntad. Y al conocer a los hijos de la espiral el Iluminado y sus hijos decidieron darles cobijo en el Orbe, y justo en el momento en el que Qualyanataras, el primer dragón que hoyo el orbe, se posó en él, se detuvo el pasar de los eones.
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