Como tenía que ser, he aquí la segunda parte de la historía que dejé incompleta.
Hay veces que me gustaría cerrar los ojos y ver lo que piensan otras personas. En una conversación, normalmente hay dos personas que realmente no piensan en lo que piensa la otra.
Salimos de allí algo aburridos. Yo estaba harta de todos aquellos gilipollas diciendo chorradas; el alcohol, ya se sabe, a ellos les hacía parecer más idiotas de lo que realmente eran, y a mi me hacía más intransigente y arisca de lo normal.
Sacó una botella, no se de donde, siempre me sorprendía así, sin saber como, sacando botellas de todas partes. Si le hubieran dado una chistera habría sacado una paloma, o un conejo, como un mago.
Me caía bien. Si, y eso que yo estaba en mi peor época, además de borracha. En aquellos momentos no había nadie bueno par ami, pero él me caía bien. No pasé por alto el hecho de que él había perdido el negro tapón de la botella de Jack Daniel´s, aunque ahora que lo pienso; cualquiera encontraba un tapón negro con la luz enfermiza de la luna tan solo.
Me encendí un cigarro, me quedaban pocos, pensé que después me acercaría a comprar otro paquete. Cada día estaban más caros, y yo sin un puto duro.
Nos sentamos, en un banco, en el respaldo con las piernas descansado en el asiento. No hay manera de estar cómoda en un jodido banco de madera.
Le di una calada al cigarro. Él me miraba. Solté el humo. Él me seguía mirando. Levanté la mano y volví a llevarme el cigarro a la boca. Sus ojos clavados en mi cara, los mios buscando las estrellas. De nuevo el humo salió de mis pulmones. Seguía mirándome. ¿Se decidiría a hablar, o seguiría como un buho? ¡Coño! no soy tan guapa, lo se, lo tengo asumido. Tio, me caes bien, pero como sigas así voy a tener que regalarte una foto.
- ¿Para tí... qué es la amistad?
Me quede "flipada" mientras él volvía a beber de su botella mirándome, para variar. ¿Y éste tio de qué va? A estas horas mi cerebro no funciona demasiado bien; el alcohol, el tabaco, el ruido, y los gilipollas que me sacan temas transcendentales de conversación lo atrofian.
- No sé... ¿Y pára ti?
- Yo pregunté primero.
¡Pues vaya!
- Y yo después... ¿qué más da?
Antes de contestarme volvió a beber, yo lo tomé como un intento de aunar fuerzas por su parte, así que me preparé para un golpe de profundidad devastadora, y abría bien los ojos ¡qué chorrada! como si las palabras pudiesen verse. Abrí los ojos y los clavé en los suyos.
- Creo que la amistad es la relación entre dos personas a las que no les importa perder el tiempo juntos y además comparten algo, por muy pequeño o nimio que sea.
Ya, y yo me creo que no lo dices para impresionarme. Le seguí mirando, por si se estaba riendo de mi, y mientras intente digerirlo; dos personas a las que no les importa perder el tiempo juntas, bueno, por ahí va bien, estamos perdiendo un poco de tiempo juntos, pero preferiría ir a por un cigarro, se me estaban acabando. ¿Qué comparten algo?... hasta las narices estoy yo de compartir novio... ¡por aquí cojea!
- No está mal.
-¿Eh?- Seguro que él estaba pensando en otra cosa.
- Está muy bien, me gusta esta definición tuya de la amistad, pero...
- Perooo... ¿qué?
¡Vaya! estaba a la defensiva.
- Que no tienes en cuenta ciertas cosas.
-¿Cómo cuales?
- Como esto.
Le di un beso en la boca, un pequeño beso. Fue muy dulce, la verdad, él apenas me rozó con sus labios. No acababa de creerselo. Yo sabía que él lo deseaba desde hacía ya bastante. Sabía que yo le iba, y eso que él lo disimulaba muy bien, pero una tiene instintos ¿qué se le va a hacer? Una amistad tiene cosas, por nimias que sean que no se deben compartir.
Unos segundos más tarde intentó volver a besarme. Debí imaginarmelo. Hay regalos que no se entienden. No me gustaba, simplemente me caía bien y me apeteció darle un beso.
- ¡¿Qué coño haces?!
- ¡¿Cómo qué que hago!?
Pobrecito. Se había perdido entre la niebla. Ya lo decía mi señora Madre; no hay que ser tan imprevisible, que no se puede ir así de loca por la vida.
- Estate quieto... joder...
- ¿Y tu?... ¿qué cojones te pasa?
Perdido totalmente. Esto te pasa, chaval, por juntarte conmigo. Así que asume las consecuencias.
- Sólo te intentaba demostrar que a tu definición le faltaba algo.
- Ah.... si... bueno... joder...
Más perdido que un pingüino en un Jacuzzi. Tiró la botella contra un arbol cercano, y ambos miramos mientras se la botella se burlaba de nosotros al no romperse. Volvió a mirarme, sin decir nada.
Yo ya sabía que le gustaba, pero no me gustaban las demostraciones. Esa noche no, no estaba para alardes.
- Me piro.
- ¡Haz lo que te de la puta gana!
Pedazo de borde. Si empezastes tú.
- ¡Qué te jodan! ¿Vale?
- ¿No te ibas?
Cada dia que más borde, a cada momento incluso.
Volví, pero no para quedarme. Me pillé un litro de vodka con limón, y un paquete de tabaco. Encendí un cigarro enseguida y me fuí, a ver si lograba perderme. Esa noche no estaba para demostraciones. Me acababan de demostrar algo muy importante, algo que me había dejado hecha trizas. La amistad no es nada, a veces se rompe con mucha facilidad. Me caía bien, pero esa noche dejó de haber amistad entre nosotros.
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