Me abro en canal: algunos ya sabéis, y los que no os lo cuento, que llevo un mes bastante "tormentoso"; pensaba que no se podían complicar más las cosas. Que análisis más pobre de la situación. Para entender lo que viene a continuación os tengo que poner en precedentes; hace unos cuantos años terminé una relación en muy malas condiciones, con la que ha sido (hasta el momento) mi única pareja, y desde entonces "afectivamente" hablando he estado bastante, por no decir, completamente sin un rumbo muy claro. Se acabarón los antecedentes. Esta mañana, durante el ritual de la llegada al trabajo, que tan rutinario es para todos; en una de las interminables escaleras de Atocha, y yo sumergido en el número 9 de Bleach, una persona me toca en el codo izquierdo, no me toca; lo agarra suavemente, me doy la vuelta y ¡Pam! mi ex. A todo esto hay que decir que vivimos en el mismo barrio y que de vez en cuando nos vemos y no es que nos dirijamos la palabra muy a menudo. Los primeros compases de la conversación, respuestas y preguntas socialmente programadas, distante cordialidad, medias sonrisas. Llegamos al andén; descubrimos que vamos casi al mismo sitio. Ya dentro del vagón, con una cercanía física obligada por los avatares del metro de Madrid,la conversación se hace un poco más profunda y las miradas se aguantan un poco más; me acordaba perfectamente de esos ojos, pero no de como me sentía mirando esos ojos. Ha llegado un punto entre Antón Martín y Tirso de Molina en el que ha caido la bomba; en una de esas respuestas más profundas y menos programadas socialmente me he enterado que lo ha dejado con la persona con la que estaba, y que fue por la que me dejó a mi en su día, y que da la casualidad de que era mi mejor amigo de la infancia más tierna. ¿Cómo se pueden mezclar sensaciones tan opuestas? ¡Lo han dejado! Se va a comprar un piso, sola, y está mejor que nunca; en el mismo momento que por mi cabeza ha pasado todo esto y diez millones de cosas más han pasado también el siguiente pensamiento; "si se pasa de A a B, es muy dicifil pasar a A, y C no tiene por que gustarte", además he tenido la sensación de que me sería imposible recorrer la distancia que ahora mismo nos separa; al fin y al cabo ahora mismo somos dos perfectos desconocidos. No se si me explico. ¿Qué posibilidades existen de que pudiesemos volver a estar juntos? ¿Querría ella? ¿Quiero yo? Todo esto me ha dejado en un profundo estado de animoso abatimiento, no se como explicar que estoy tan contento como triste a la vez. Y todo esto, recordemos, en un momento de inestabilidad anímica bastante tenso.Estar vivo hace que merezca la pena estar vivo.Etiquetas: Lloros y llantos