30 noviembre 2007

Es imposible que mejoré mi humor. Año malo, supongo, y el día a día cotidiano no hace por mejorarlo. Mi viaje diario hacia el centro de Madrid (ciudad del mal para algunos, o incluso del Mal con mayúscula) y por ende a mi centro de trabajo, es un auténtico viaje por el zoo de la sociedad. Creo que era Mafalda la que decía "Zoociedad".

8:50 de la mañana, me levanta la alarma de mi móvil, en el mejor de los casos, o como es más normal, mi portero dando golpes con el aspirador en mi puerta. Entiendo que vivo en un bajo, cuya puerta da al portal, y que en algún momento hay que pasar el aspirador; pero no entiendo, que como si de Grond se tratase, el señor portero utilice el aspirador contra mi puerta.

Ser el vecino "friky" de la comunidad, y el envejecimiento notorio de la edad media de mis vecinos, no hace que las miradas que las señoras "marujas" ,que van de camino a la compra y pasean a sus escuchimizados perrillos, y yo nos regalamos sean de lo más cordial. Nos odiamos y se nota, no hay problema. Ellas a mi, no se, pero yo a ellas las odio desde que se ponen a gritarse unas a las otras justo debajo de mi ventana, sin ningún tipo de vergüenza o remordimiento.

Primera parada, autobús de Torrejón (L1, L2 o L3 me da igual). Es increible que en los tiempos que corren, una población como en la que vivo tenga un servicio de autobuses que funcione peor y dé peor servicio que las diligencias del oeste. Juro por el dios que hay en el cielo de los cristianos, que votaría al partido que fuese; siempre que mejorasen el trasporte público de mi querido pueblo. Al que fuese. El hecho de que los autobuses pasen con la regularidad aproximada de cuando a Crom se le pone en el escroto, no ayuda a que la gente esté del mejor humor de todos en la cola de espera. Y lo de cola es un auténtico eufemismo; un tumulto de personas que aborregadas se acinan unas contra otras en cuanto el señor conductor abre la puerta del autobús, es lo que me toca vivir cada mañana.

Tengo la más firme convicción de que una nueva enfermedad azota la zoociedad occidental estos días. Un virús que hace que cuando el sujeto viaja en transporte público, las neuronas y el civismo se le escapan por el orto licuados. No entiendo que atractivo tiene que el ochenta por ciento del pasaje viaje en el primer tercio del autobús, y sea practicamente imposible, o por lo menos digno de una de las heroicidades de Heracles, el llegar hasta la incompresiblemente desierta parte de atrás del vehículo. Caso aparte son los miercoles, día del "mercadillo", en el que las marujas abarrotan los autobuses, y lo que es peor; son los días en los que tienes que compartir tu espacio vital con un carrito de la compra. Carritos de la compra a uno por maruja, colocados en sitios tan inverosímiles con en medio del pasillo, delante de la puerta de salida, o encima de un asiento.

Segunda parada, llego a la RENFE. El hecho de que que haya muchas puertas para entrar al tren, hace que la gente no se arrejunte, ni se cuele para entrar. Y raro es el día que no puedes sentarte para el trayecto, así que esta es una de las mejores partes del viaje.

Pago casi cincuenta y cinco euros de bono cada més, y cuando era un joven alocado me colé unas cuantas veces en los trasportes públicos, pero ahora me revienta el sentirme como un pardillo cada vez que llego a los tornos de salida o de entrada de los cercanías de Madrid. En Torrejón, un verdadero cachondeo; pagamos los "pardillos". Si la salida es en Atocha, la cosa cambia un poco; hay unos tornos algo más difíciles de pasar. Yo he tomado la decisión de no ser objetivo de un "trenecito" nunca más (y quitaros las connotaciones sexuales de la cabeza, pervertidos); un tio sin billete se te arrima, y cuando pasas tu, pasa él. Llevo unos días dándome la vuelta y notificando al "canalla" que conmigo no va a pasar, así, rollo Hardcore-Gandalf, y mostrando mi pose más amenazadora, a quien a pesar de la advertencia, hace segundo intento de pasar con mi billete.

Ya hablé en su día de que una de las cosas que más me molestaba, en estos viajes mañaneros, era ver gente justo en medio de la puerta, esperando para entrar, cuando esta se abría. O lo que es peor, los que creen que están dejando salir, pero llevados por su ansia, o falta de neuronas/civismo, están justo en todo el medio de tu trayectoria para salir. Para ellos, con mis mejores deseos, una colisión mañanera con un friki gordo de veras y cara de pocos amigos.

Atocha Renfe, paraiso de los viajeros de metro, se repiten las escenas anteriores de falta de neuronas/civismo debido al virus que antes comenté. Gente que se mete por donde sea para entrar en los vagones, viajeros que nada más meterse en el vagón se estacionan justo al lado de la puerta, dándose la vuelta y mirándote con la excusa dibujada en la cara de que "se bajan en la siguiente". Y por si no fuera poco, carteristas; es increible que el mismo tio se meta tres días seguidos en el mismo vagón a la misma hora, con casi la misma gente, y con las mismas intenciones, y que no piense que al tercer dia no corre peligro de que "le corran a gorrazos" como mínimo. Debe ser que cuando te haces "caco" tienes peligro de olvidarte el cerebro en casa.

Llego a la parada de mi trabajo, y por si fuese poco, el trayecto andando es cuesta arriba, y como otros días, ultimamente, he llegado ligeramente tarde.

Etiquetas:

14 noviembre 2007

Se dice que cuando Dios creó el mundo, para que los hombres prosperasen decidió concederles dos virtudes. Así:
-A los suizos les hizo ordenados y cumplidores de la Ley.
-A los ingleses les hizo persistentes y estudiosos
-A los japoneses les hizo trabajadores y pacientes
-A los italianos alegres y románticos.
-A los franceses les hizo cultos y refinados.

Y cuando llegó a los españoles, se volvió hacia el ángel que tomaba nota y le dijo:-'Losespañoles van a ser inteligentes, buenas personas y del Partido Popular'.
Cuando acabó de crear el mundo, el ángel le dijo a Dios:
-'Señor, le diste a todos los pueblos dos virtudes y a los españoles tres. Esto hará que prevalezcan sobre todos los demás'
-'Pues es verdad, bueno como las virtudes divinas no se pueden quitar, que los españoles a partir de ahora tengan tres, pero no podrán tener más de dos virtudes a la vez'. Así:

-El español que es del Partido Popular y buena persona, no puede ser inteligente.
-El que es inteligente y del Partido Popular, no puede ser buena persona.
-Y el que es inteligente y buena persona, no puede ser del Partido Popular.

PALABRA DE DIOS.

Por que no podía evitarlo, para todos aquellos que creen que el voto de castigo es un bien social, y por que sigo pensando que hay pocas cosas más "tristes" que un currito de derechas. Desde el cariño, el respeto, y una distancia apropiada de la memoria histórica.

Etiquetas: